jueves, 23 de abril de 2015

Hace 2500 años un hombre se concienció de sí mismo, se dio cuenta que somos consecuencia de nuestros actos y no de la voluntad de ningún dios, ni tampoco del azar y que este mundo(la visión humana) es obra nuestra. Formuló que todo esto es creación de nuestra propia mente; el engaño, odio, el deseo y que al final de nuestras vidas no tendríamos que rendir cuentas con una deidad superior, sino con nosotros mismos, con nuestros actos. Trascender todo el sufrimiento de nosotros mismos, es concienciar y despertar de toda miasma del inconsciente personal que envuelve nuestra mente, que nos engaña. Ni deidades, ni demonios, todo es fruto de nuestra mente. Siddhartha Gautama Sakiamuni El Buda( el despierto) se concienció en la India, en Oriente. Casi en la misma época en Grecia se gestó la Filosofía con Sócrates, con  su nueva forma de pensar y lo mismo en China con Confucio. Tres grandes conciencias que surgieron casi en la misma época, una revolución del pensamiento humano que afloraron simultáneamente, el nacimiento del pensamiento científico-filosófico, la trascendencia del ser humano explotando los límites de su ser, dándole un lugar en el planeta, en el cosmos y  emancipado de las divinidades hace ya 2500 años. Y como dice Tenzin Gyatso; todo está relacionado con todo. Ningún suceso puede ser considerado como algo aislado, sin conexión con los demás. Esta cadena ilimitada de causas y efectos es casi imposible de desenmarañar, pero existe.

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